Untar un molde rectangular de 20 x 30 cm con mantequilla.
Colocar la leche en un cazo al fuego, junto con la ramita de canela, y dejar que hierva.
Colocar las yemas en un cuenco, batirlas, agregar el azúcar y la maicena y trabajar bien. Incorporar la leche hirviendo, después de retirar la ramita de canela, removiendo con una cuchara de madera.
Colocar el preparado en una cacerola y ponerla a fuego bajo. Dejar que hierva, bajar la llama al mínimo y continuar la cocción, hasta obtener una crema espesa.
Retirar la cacerola del fuego, agregar la mantequilla y remover bien. Pasar la crema a un cuenco y enfriarla en una baño María con agua fría y hielo.
Montar las claras con la sal, a punto de nieve bien firme e incorporar con movimientos envolventes.
Verter en el molde e introducir en el congelador durante unas cuatro horas.
En el momento de servir, distribuir unas cucharadas de nata líquida en cada plato de postre.
Desmoldar el helado, cortarlo y servirlo sobre la nata. Espolvorear con canela y servir al momento.
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