A quién no le gusta en este tiempo desayunar o merendar los tradicionales churros, con un buen chocolate o café con leche. Os presentamos una fórmula de hacer los churros, y que quedan igual o mejor que los de cualquier churrería. Es una receta sencilla, nada difícil, que solo requiere tener en cuenta las cantidades para elaborar una buena masa.
Necesitaremos una churrera o como sustituto una manga pastelera con la boquilla estrellada.
Volcamos la harina en un recipiente, amontonándolo dejándolo con forma de “volcán”.
Ponemos el agua en un cazo y lo calentamos, le añadimos sal y llevamos a punto de ebullición. El agua nos ha de quedar bastante salada.
Cuando esté hirviendo, la volcamos sobre la boca del volcán de harina, removemos con una cuchara de madera, hasta que la masa se endurezca.
Deberemos de amasar hasta que se temple la masa, entonces aprovecharemos para poner un poco de aceite en un vaso, donde nos untaremos las manos. Haremos con las masas unas cuantas bolas, para que cojan en la churrera o manga pastelera.
Cuando tengamos la masa en la churrera, ponemos a calentar abundante aceite en una sartén. Vamos haciendo los churros y los colocamos en una tabla, para después con cuidado lo introducimos al aceite caliente.
Se tendrá que ir friendo en tandas, les daremos la vuelta y sacaremos cuando tengan un buen color dorado.
Por último nada más sacarlos los espolvoreamos con azúcar. Se servirán con un buen tazón de chocolate caliente o café con leche.
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