Se ponen a remojo las fabas en agua fría la noche anterior. Se ponen tambien a remojo en agua templada el lacón y el hueso de jamón.
Al dia siguiente, en una cazuela grande se echan las fabas y los demás ingredientes. Se cubre con agua fría y se pone al fuego.
Después del primer hervor se espuma bien y se deja cocer lentamente procurando que las fabas estén siempre cubiertas con agua.
En caso de necesitarlo se añade agua fría en pequeñas cantidades de vez en cuando.
Se debe procurar que no se peguen al fondo de la cazuela y que el hervor sea siempre igual. Cuando estén ya casi cocidas se sazonan con sal (El caldo debe quedar muy espeso).
Cuando estén ya cocidas, se retiran del fuego y se dejan reposar unos momentos.
A la hora de servir lo haremos en una fuente y los embutidos y las carnes en un plato a parte.
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