Receta muy económica y a la vez muy sabrosa, ideal para que los niños y personas que no les gusten la coliflor la consuman, ya que no se aprecia mucho su sabor.

Se pone a cocer con agua y sal en una olla rápida la coliflor. Se introduce con el agua hirviendo, se cierra y cuando suba hasta la segunda muesca, lo ponemos a fuego lento y lo dejamos 6 minutos, una vez pasado ese tiempo ponemos la olla debajo del agua fría para enfriarla rápidamente y la abrimos.

Mientras cuece la coliflor, realizamos una salsa bechamel muy espesa con el ½ litro de leche, la mantequilla, las 3 cucharas de harina y la sal al gusto (hay bechameles que se realiza con más ingredientes, pero nosotros la haremos con solo estos ingredientes, la técnica es la misma, se deja al lector la utilización de otras variantes de bechamel).

Una vez cocida, se saca la coliflor, se escurre y se hecha directamente sobre la bechamel que seguirá cociendo a fuego lento. Es importante que la bechamel sea muy espesa, ya que la coliflor tiene gran cantidad de agua y tenderá a licuarla.

Mientras cuece le aplicaremos la batidora para realizar un puré, se deja unos minutos cocer todo junto y ya estará lista la mezcla. Si nos quedase muy licuada se reducirá cociéndola a fuego lento, pero nunca añadiendo más harina.

Se introduce en un recipiente apropiado a la cantidad y se deja enfriar. Una vez tibio se introducirá en el congelador para enfriarlas más rápidamente (sobre 2 horas). Una vez frías, la pasta se podrá moldear mucho mejor, se cortan con la forma deseada y se reboza con harina, huevo y pan rallado. Estas deberán de quedar muy bien cubiertas para evitar que revienten al freírlas.

Se fríe con aceite abundante y muy caliente, hasta que queden doradas. A la sartén no se introducirán muchas croquetas a la vez para evitar que se enfríe demasiado el aceite y esté deberá de estar muy caliente en el momento en el que se introducen.

Cuando las croquetas estén rebozadas se podrán congelar para su conservación y utilización en otro momento.

Cuando se fríen las croquetas congelas, es importante ponerlas a fuego muy fuerte, pero en el momento de darles la vuelta se deberán de poner al mínimo para permitir que se hagan por dentro y evitar servirlas con el interior frío o poco hecho.

Al tratarse de una receta muy laboriosa, se recomiendo duplicar las proporciones aquí indicadas y la utilización de una coliflor grande en vez de pequeña y hacer croquetas para el consumo en el día y dejar una buena cantidad para su congelación, se conservan muy bien y su sabor casi no se ve alterado.

La mostaza inglesa o también conocida como americana, es actualmente la más consumida y conocida, suele usarse con las hamburguesas y los perritos calientes.

Mezcla la mostaza amarilla en polvo con 2/3 taza de agua fría o leche para hacer una pasta suave y untable.

Añade 2 cucharaditas de sal y remuévelo bien. Vierte la mezcla en tarros de cristal, y mantenlo en el frigorífico.

Déjela reposar por 10 minutos para que desarrolle sabor. Consúmelo en un máximo de una semana. Con estas cantidades obtendrás unos 250 gr. de mostaza.

Alternativa: Se podrá realizar mezclando un 20% de semillas blancas con un 80% de semillas marrones mezcladas con un poco de harina y cúrcuma.

Cambiando las proporciones y el tipo de semillas, se podrá realizar una gran variedad de mostazas tanto en su textura como en su sabor.